El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.
Las diez estrategias de manipulación mediática:
1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social
es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del
público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites
políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de
continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al
público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la
ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.
”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas
sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público
ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja
como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras
tranquilas)”.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es
llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación”
prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el
mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se
desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados
sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad
y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica
para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales
y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida
inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente
nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990:
Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, Desempleo en masa,
salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran
provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión
impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la
aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil
aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato Primero, porque el
esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa,
tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar
mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al
público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación
cuando llegue el momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la
publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y
entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad,
como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental.
Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un
tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella
tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la
sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o
reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de
12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del
aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el
análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos . Por
otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de
acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y
temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público
sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su
control y su esclavitud. “La calidad de la Educación dada a las clases
sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la
distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases
sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases
inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al
público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él
el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su
inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de
rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se
culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la
inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el
transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han
generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos
poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la
neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un
conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como
psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de
lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los
casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los
individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
Noam Chomsky
Visiones Alternativas
domingo, 7 de noviembre de 2010
ANIVERSARIO DEL CÍRCULO DE ESTUDIO JAIME SABINES
Para celebrar el primer aniversario del círculo de estudios de la Casa de Cultura Jaime Sabines, ayer contamos con la presencia de Pedro Miguel, quien habló sobre la simulación de elecciones del domingo pasado.
Pedro Miguel externó su preocupación por el clima de violencia que se vive en el país y en el cual las elecciones también estuvieron inmersas.
¿Qué elecciones podemos tener cuando días antes se asina a uno de los candidatos a gobernador? como sucedió en Tamaulipas -pregunta Pedro Miguel.
En un ambiente de violencia generada por la guerra entre cárteles, de violencia generada por las mismas instituciones del Estado(como son las Secretarías del Trabajo o la Suprema Corte de Justicia), de violencia generada por el Ejército, ¿qué elecciones democráticas podríamos tener?
Con la descarada utilización de recursos públicos para las campañas electorales, con campañas de espionaje y guerra sucia, con campañas electorales llenas de lodo e inmundicia ¿qué elecciones democráticas podríamos tener?
Vivimos en un Estado sin legalidad, violento, corrupto y que defiende solamente los intereses de los grandes empresarios. Frente a tanta violencia, tanta inmoralidad e injusticia necesitamos propuestas pacíficas, morales y en defensa de la gente.
Este movimiento de resistencia civil se ha dado la tarea de ser esa propuesta, de representar una reserva de honestidad y autoridad moral, que debe crecer y que debe organizarse, como opción para rescatar este país.
Que debe tener la posibilidad de presentar un candidato a la Presidencia que verdaderamente represente nuestros intereses.
Sin alianzas, en 2012 debemos tener la organización suficiente para ser una opción de cambio, pero no quedarnos ahí, la tarea es mucho mayor.
El país vive una gran descomposición en todos los niveles, la tarea es monumental, pero este es el camino, dijo Pedro Miguel.
LAS IZQUIERDAS Y LÓPEZ OBRADOR
Las izquierdas y López Obrador
Héctor Díaz-Polanco
En innumerables ocasiones me he visto en el trance de atender a la curiosidad de colegas y amigos latinoamericanos que me inquieren sobre la terrible debilidad de la izquierda mexicana, su desorganización y carencia de proyecto. Por supuesto, su visión de la izquierda se centra en la trayectoria que ha seguido el PRD en los últimos años y la situación a que ha sido conducido.
Trato de explicarles lo mejor que puedo que, en la coyuntura de los últimos años, la izquierda mexicana no puede identificarse con el PRD ni mucho menos reducirse a esta agrupación partidaria; que más bien, a últimas fechas, la energía transformadora de la izquierda se expresa principalmente en un vigoroso movimiento popular que lucha contra el régimen neoliberal, al margen de la estructura partidista tradicional, y que es liderada por Andrés Manuel López Obrador.
Insisto en suma en despejar lo que en mi opinión es una falacia promovida por los medios y sus comentaristas: que la izquierda atraviesa por su peor momento y ha dejado de ser una opción. Tal conclusión resulta de la costumbre de identificar fuerza política con estructura partidaria, sobre todo si posee aparato y registro. Este no es un buen método para abordar el asunto. En una perspectiva gramsciana, el verdadero partido no es sólo una institución, la organización técnica y sus aparatos, sino la fuerza social o el movimiento en el que encarna un proyecto: todo el bloque social activo. Es por esto, observa Gramsci, que un partido orgánico y fundamental puede aparecer como varias fracciones, cada una de las cuales adopta el nombre de partido e incluso de partido independiente (es el caso del PRI y el PAN), mientras el estado mayor intelectual y político del verdadero partido puede permanecer en la oscuridad. El que esos diversos partidos constituyen en realidad una unidad orgánica lo demuestra el hecho de que se acoplan inmediatamente en cuanto perciben un real antagonista al proyecto del que son expresiones.
Vistas así las cosas, el partido más poderoso de la izquierda hoy día es el movimiento que inspira y encabeza López Obrador. Pero no es el único; se deben considerar otras fuerzas (el zapatismo, etcétera) que alimentan el gran caudal de las izquierdas mexicanas. Es por no tener esto en cuenta, y estar con la vista fija en el PRD y en el juego de la fracciones partidarias, que el despliegue de fuerza y organización mostrado en la concentración del Zócalo, el pasado 25 de julio, produjo tanto desconcierto e incluso desazón en algunos sectores. Obstinadamente se negaron a reconocer el movimiento que crecía desde abajo, al margen de los partidos convencionales, y que, como dijo el poeta, brota/ y se derrama y cruje como una vena rota.
Mientras se repetían que AMLO y su movimiento se habían desgastado y que ya no eran una opción a tomar en cuenta, cerraron los ojos a los millones de credencializados, a los miles de comités creados en todo el país, a los millones de ejemplares del periódico Regeneración que circulan de familia en familia, a los círculos de reflexión; y sobre todo, minimizaron el crecimiento de un liderazgo con sólido perfil de honestidad, congruencia e identificación con los sectores populares (fruto de su conocimiento de primera mano de la realidad sociocultural del país). Considerando el nivel de organización logrado hasta ahora, su empuje y alcance nacional, se puede derivar una conclusión completamente distinta a la sombría apreciación inicial: comparativamente, la izquierda mexicana está hoy en uno de sus mejores momentos.
Sin duda, el desarrollo del movimiento ha sido estimulado por las políticas del actual gobierno, ajenas al interés general. Pero también, hay que decirlo, por la estrategia y las prácticas impulsadas por la llamada izquierda moderna que hoy controla el PRD. Aferrada a los tópicos de la socialdemocracia en su versión neoliberal, sin clara orientación social, apostando a las alianzas con fuerzas conservadoras que destruyen la diferencia, la importante distinción política por lo que hace al proyecto de país, esta izquierda ha caído en el descrédito (y no hablo aquí de la base del PRD). En la actual coyuntura, el movimiento social que se expresó en el Zócalo ha cumplido ya un vital papel: evitar la completa demolición del proyecto de la izquierda.
Alarmados por esta tendencia, algunos aseguran que AMLO cometió el error de abandonar el centro en 2006, y yerra al no buscarlo ahora (Denise Dresser dixit). Por centro entienden las posiciones y prácticas socialdemócratas que se estilan en Europa y en algunos países de América Latina (por ejemplo, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Chile). Es ocultar que en esos países tales fuerzas, una por una, han perdido el poder precisamente por querer situarse en el peldaño que les marcó la derecha (que es siempre quien finalmente define el centro políticamente correcto).
La única posibilidad de que el movimiento de AMLO logre sus objetivos programáticos es que se mantenga alejado de ese falso centro (neoliberal, insensible a las necesidades de las mayorías y servidor de los grandes potentados). Y esto, no sólo por razones electoreras, sino por preceptos ético-políticos de los que no hay que desviarse ni un milímetro. Los comentaristas que se dedican a dar consejos a AMLO para que sea moderado, en realidad buscan que entre en la pendiente enjabonada de los acuerdos con los poderosos. Eso anularía cualquier cualidad innovadora en su proyecto. ¿De qué serviría que llegara así a la Presidencia, atado a grupos de intereses facciosos y por ello invalidado como gobernante para las mayorías? Eso, además, sería su muerte política ante los ojos de la mayoría de los mexicanos, como lo ha sido de la izquierda moderna.
Héctor Díaz-Polanco
En innumerables ocasiones me he visto en el trance de atender a la curiosidad de colegas y amigos latinoamericanos que me inquieren sobre la terrible debilidad de la izquierda mexicana, su desorganización y carencia de proyecto. Por supuesto, su visión de la izquierda se centra en la trayectoria que ha seguido el PRD en los últimos años y la situación a que ha sido conducido.
Trato de explicarles lo mejor que puedo que, en la coyuntura de los últimos años, la izquierda mexicana no puede identificarse con el PRD ni mucho menos reducirse a esta agrupación partidaria; que más bien, a últimas fechas, la energía transformadora de la izquierda se expresa principalmente en un vigoroso movimiento popular que lucha contra el régimen neoliberal, al margen de la estructura partidista tradicional, y que es liderada por Andrés Manuel López Obrador.
Insisto en suma en despejar lo que en mi opinión es una falacia promovida por los medios y sus comentaristas: que la izquierda atraviesa por su peor momento y ha dejado de ser una opción. Tal conclusión resulta de la costumbre de identificar fuerza política con estructura partidaria, sobre todo si posee aparato y registro. Este no es un buen método para abordar el asunto. En una perspectiva gramsciana, el verdadero partido no es sólo una institución, la organización técnica y sus aparatos, sino la fuerza social o el movimiento en el que encarna un proyecto: todo el bloque social activo. Es por esto, observa Gramsci, que un partido orgánico y fundamental puede aparecer como varias fracciones, cada una de las cuales adopta el nombre de partido e incluso de partido independiente (es el caso del PRI y el PAN), mientras el estado mayor intelectual y político del verdadero partido puede permanecer en la oscuridad. El que esos diversos partidos constituyen en realidad una unidad orgánica lo demuestra el hecho de que se acoplan inmediatamente en cuanto perciben un real antagonista al proyecto del que son expresiones.
Vistas así las cosas, el partido más poderoso de la izquierda hoy día es el movimiento que inspira y encabeza López Obrador. Pero no es el único; se deben considerar otras fuerzas (el zapatismo, etcétera) que alimentan el gran caudal de las izquierdas mexicanas. Es por no tener esto en cuenta, y estar con la vista fija en el PRD y en el juego de la fracciones partidarias, que el despliegue de fuerza y organización mostrado en la concentración del Zócalo, el pasado 25 de julio, produjo tanto desconcierto e incluso desazón en algunos sectores. Obstinadamente se negaron a reconocer el movimiento que crecía desde abajo, al margen de los partidos convencionales, y que, como dijo el poeta, brota/ y se derrama y cruje como una vena rota.
Mientras se repetían que AMLO y su movimiento se habían desgastado y que ya no eran una opción a tomar en cuenta, cerraron los ojos a los millones de credencializados, a los miles de comités creados en todo el país, a los millones de ejemplares del periódico Regeneración que circulan de familia en familia, a los círculos de reflexión; y sobre todo, minimizaron el crecimiento de un liderazgo con sólido perfil de honestidad, congruencia e identificación con los sectores populares (fruto de su conocimiento de primera mano de la realidad sociocultural del país). Considerando el nivel de organización logrado hasta ahora, su empuje y alcance nacional, se puede derivar una conclusión completamente distinta a la sombría apreciación inicial: comparativamente, la izquierda mexicana está hoy en uno de sus mejores momentos.
Sin duda, el desarrollo del movimiento ha sido estimulado por las políticas del actual gobierno, ajenas al interés general. Pero también, hay que decirlo, por la estrategia y las prácticas impulsadas por la llamada izquierda moderna que hoy controla el PRD. Aferrada a los tópicos de la socialdemocracia en su versión neoliberal, sin clara orientación social, apostando a las alianzas con fuerzas conservadoras que destruyen la diferencia, la importante distinción política por lo que hace al proyecto de país, esta izquierda ha caído en el descrédito (y no hablo aquí de la base del PRD). En la actual coyuntura, el movimiento social que se expresó en el Zócalo ha cumplido ya un vital papel: evitar la completa demolición del proyecto de la izquierda.
Alarmados por esta tendencia, algunos aseguran que AMLO cometió el error de abandonar el centro en 2006, y yerra al no buscarlo ahora (Denise Dresser dixit). Por centro entienden las posiciones y prácticas socialdemócratas que se estilan en Europa y en algunos países de América Latina (por ejemplo, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Chile). Es ocultar que en esos países tales fuerzas, una por una, han perdido el poder precisamente por querer situarse en el peldaño que les marcó la derecha (que es siempre quien finalmente define el centro políticamente correcto).
La única posibilidad de que el movimiento de AMLO logre sus objetivos programáticos es que se mantenga alejado de ese falso centro (neoliberal, insensible a las necesidades de las mayorías y servidor de los grandes potentados). Y esto, no sólo por razones electoreras, sino por preceptos ético-políticos de los que no hay que desviarse ni un milímetro. Los comentaristas que se dedican a dar consejos a AMLO para que sea moderado, en realidad buscan que entre en la pendiente enjabonada de los acuerdos con los poderosos. Eso anularía cualquier cualidad innovadora en su proyecto. ¿De qué serviría que llegara así a la Presidencia, atado a grupos de intereses facciosos y por ello invalidado como gobernante para las mayorías? Eso, además, sería su muerte política ante los ojos de la mayoría de los mexicanos, como lo ha sido de la izquierda moderna.
GUERRA IRREGULAR: CAMPAÑAS MEDIÁTICAS, GUERRAS SUCIAS, PROPAGANDA, OPERACIONES INFORMÁTICAS, ETC
En el círculo de estudios del Buzón Ciudadano hoy estuvo el Fisgón, para dar una interesante plática sobre la Guerra Irregular en México.
El Fisgón dijo que el Pentágono ha definido una guerra irregular como una batalla que se libra contra los terroristas u otro tipo de opositores y muchas veces es una guerra secreta. Es mucho más sofisticada que una guerra convencional y más barata. También explicó que en esta táctica se pueden incluir todo tipo de estrategias indirectas, desde campañas mediáticas, guerras sucias, propaganda, operaciones informáticas, hasta el uso de grupos paramilitares o sacar el ejército a las calles. Su rango de acción es muy diverso y flexible.
El Fisgón comentó que en base a datos del Washington Post Estados Unidos mantiene operaciones en 75 países, y que en 2009 Obama firmó operar más con guerras irregulares que con guerras convencionales. El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, dijo que su gobierno está promoviendo acciones en países que considera que lo necesitan, para imponer gobernantes subordinados a sus intereses. Esta táctica incluye la infiltración en las fuerzas de seguridad del país donde tienen interés estratégico.
Esta nueva estrategia de control político es el resultado de más de un año de debate dentro del sistema de defensa de Estados Unidos y de sus agencias de inteligencia. Su objetivo es reestructurar su dominio en el mundo, ejerciendo control sobre los que consideren posibles amenazas. Para el Pentágono la guerra irregular es tan importante como la guerra tradicional y es estratégicamente adecuada para favorecer gobiernos amigos y debilitar gobiernos enemigos. Según G. Vickers, quien es Asistente Secretario de Defensa para Operaciones Especiales de Baja Intensidad, y quien es el diseñador de esta táctica, en países que así convenga, se creará una presencia persistente contra los adversarios, para “asfixiarlos durante un tiempo”. G. Vickers declaró que en todos los sitios las operaciones tratan de pasar desapercibidas, pero que eso a veces no es posible y sus acciones son muy obvias.
El Fisgón comentó que esta información es poco difundida en México, es en Estados Unidos donde han declarado que ellos ya operan de manera conjunta, por ejemplo, en el Distrito Federal, en una oficina binacional. Es también allá donde han dicho que ellos ya coadyuvan con México, en Ciudad Juárez.
La Dra. Eva Golinger dice que el objetivo principal de la guerra tradicional es derrotar las fuerzas armadas del adversario, mientras que el objetivo principal de la guerra irregular es dominar e influir sobre la población civil del país adversario.
En México esta Guerra Irregular se lleva a cabo bajo la fachada de una “guerra contra el narco”. Se ha sacado el ejército a las calles con graves resultados, entre otros: 28 mil muertos, la pérdida de la soberanía y el auge del crimen organizado. La situación en la que nos encontramos tiene responsable y es Felipe Calderón Hinojosa, quien ha ejecutado fielmente las instrucciones del gobierno de Estados Unidos en contra de todos los mexicanos. Felipe Calderón deberá responder por todo el daño que ha causado a los mexicanos.
Como en este tipo de guerra es muy importante influir sobre la población, se vuelve también muy importante mantener la resistencia, crear una nueva forma de pensamiento, hacer una Revolución de las Conciencias, como nuestro Presidente Legítimo ha demarcado en el primer punto del Programa Alternativo.
Tenemos que conocer y difundir todo lo relacionado con la guerra irregular y usar todos los medios a nuestro alcance para difundirla. Debemos seguir organizándonos, fortalecer lazos solidarios y construir comunidad para nuestra defensa colectiva.
PROYECTO ALTERNATIVO DE NACIÓN, DE LOS MÁS AVANZADOS EN AMÉRICA LATINA. POR EL BIEN DE TODOS PRIMERO LOS POBRES. VAMOS
La Jornada, miércoles 13 de octubre de 2010
De los más avanzados en AL, el plan alternativo de AMLO: antropólogo
El proyecto alternativo de nación planteado por el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador es uno de los planteamientos de bienestar social más avanzados de México y América Latina, aseguró el sociólogo y antropólogo Héctor Díaz Polanco.
Durante un foro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), organizado ayer por Redes Universitarias, donde se debatió sobre el modelo de país del ex candidato presidencial y de la situación que se vive en México, Díaz Polanco aseveró que el actual modelo económico antepone ganancia e individualismo a responsabilidad colectiva y solidaridad.
En la teología dura mercantilista es un desperdicio preocuparse por otro. Que una sociedad invierta en quienes han llegado al final de su vida laboral o en un joven con condiciones para estudiar es un gasto para el capital.
La piedra angular del proyecto de López Obrador, dijo, es precisamente el amor por los otros. Propone hacer un freno, replantear la moral popular y alcanzar la solidaridad, la concepción de servicio y el interés por la vida política. No podemos aspirar a crear algo si no cambiamos estructuras y una de ellas es que haya más participación social.
Pedro Miguel, articulista de La Jornada, aseveró que el planteamiento del ex candidato presidencial no es un plan radical, sino moderado, que coincide en muchos puntos con las políticas de Luiz Inacio Lula Da Silva y Barack Obama.
Indicó que el poder político en México es controlado por una banda delictiva que viola la ley para perpetuar sus negocios.
En México la mayoría de los artículos constitucionales son violados: “El derecho a la vida está suspendido de facto; cualquiera puede recibir un plomazo y nadie investigará.
También están suspendidos el derecho a la educación, al trabajo, a que el salario mínimo sea remunerador para satisfacer las necesidades básicas o los atropellos a mineros y electricistas. Que Felipe Calderón no haya decretado un estado de excepción tiene que ver quizás con cierta timidez, refirió.
Salario devaluado
Aseveró que en los últimos 10 años el salario en México se ha devaluado a tal grado que ha perdido 43 por ciento, mientras en Brasil se ha incrementado en más de 50 por ciento. Llamó a analizar la alternativa que representa López Obrador.
Arnaldo Córdova, catedrático de la UNAM, dijo que en 30 años el país ha presentado cambios que han pasado por encima de la sociedad. El principal es el agotamiento del sistema político y económico emanado de la Revolución, remplazado por uno que desde su origen negó las bases sociales y políticas sobre las que se fundó México tras el movimiento de 1910.
Actualmente tenemos un régimen oligárquico que reúne en un mismo ente lo político y lo económico, cuya principal característica es la exclusión de todos los sectores sociales que no tienen que ver con la riqueza. Esa es la mafia que se adueñó de México.
Indicó que el movimiento de López Obrador busca la conquista del Estado por la vía pacífica y mediante el sufragio.
El principal impulso del movimiento es reivindicar el voto como verdadera arma de cambio en este país.
De los más avanzados en AL, el plan alternativo de AMLO: antropólogo
El proyecto alternativo de nación planteado por el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador es uno de los planteamientos de bienestar social más avanzados de México y América Latina, aseguró el sociólogo y antropólogo Héctor Díaz Polanco.
Durante un foro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), organizado ayer por Redes Universitarias, donde se debatió sobre el modelo de país del ex candidato presidencial y de la situación que se vive en México, Díaz Polanco aseveró que el actual modelo económico antepone ganancia e individualismo a responsabilidad colectiva y solidaridad.
En la teología dura mercantilista es un desperdicio preocuparse por otro. Que una sociedad invierta en quienes han llegado al final de su vida laboral o en un joven con condiciones para estudiar es un gasto para el capital.
La piedra angular del proyecto de López Obrador, dijo, es precisamente el amor por los otros. Propone hacer un freno, replantear la moral popular y alcanzar la solidaridad, la concepción de servicio y el interés por la vida política. No podemos aspirar a crear algo si no cambiamos estructuras y una de ellas es que haya más participación social.
Pedro Miguel, articulista de La Jornada, aseveró que el planteamiento del ex candidato presidencial no es un plan radical, sino moderado, que coincide en muchos puntos con las políticas de Luiz Inacio Lula Da Silva y Barack Obama.
Indicó que el poder político en México es controlado por una banda delictiva que viola la ley para perpetuar sus negocios.
En México la mayoría de los artículos constitucionales son violados: “El derecho a la vida está suspendido de facto; cualquiera puede recibir un plomazo y nadie investigará.
También están suspendidos el derecho a la educación, al trabajo, a que el salario mínimo sea remunerador para satisfacer las necesidades básicas o los atropellos a mineros y electricistas. Que Felipe Calderón no haya decretado un estado de excepción tiene que ver quizás con cierta timidez, refirió.
Salario devaluado
Aseveró que en los últimos 10 años el salario en México se ha devaluado a tal grado que ha perdido 43 por ciento, mientras en Brasil se ha incrementado en más de 50 por ciento. Llamó a analizar la alternativa que representa López Obrador.
Arnaldo Córdova, catedrático de la UNAM, dijo que en 30 años el país ha presentado cambios que han pasado por encima de la sociedad. El principal es el agotamiento del sistema político y económico emanado de la Revolución, remplazado por uno que desde su origen negó las bases sociales y políticas sobre las que se fundó México tras el movimiento de 1910.
Actualmente tenemos un régimen oligárquico que reúne en un mismo ente lo político y lo económico, cuya principal característica es la exclusión de todos los sectores sociales que no tienen que ver con la riqueza. Esa es la mafia que se adueñó de México.
Indicó que el movimiento de López Obrador busca la conquista del Estado por la vía pacífica y mediante el sufragio.
El principal impulso del movimiento es reivindicar el voto como verdadera arma de cambio en este país.
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